El proyecto rescata la tradición minera y el presente agrícola de la región, en un diálogo entre el edificio administrativo que simboliza la industria y el parrón que simboliza la agricultura.
La torre representa la imagen corporativa del CTA y consiste en un edificio de tres niveles que se vuelca a un gran hall central, que recibe al visitante. La imagen tecnológica está dada por grandes torres energéticas que generan aire caliente solar para calefacción en invierno y ventilación natural en verano. Entre cada torre se ubican paños con celosías de sombra para el hall central en verano y se regulan en verano para calefaccionar pasivamente el mismo espacio en invierno. Otro símbolo de la tecnología sustentable está constituido por los colectores solares para agua caliente en la terraza habitable. Al interior un patio de agua y vegetación tiene por objeto refrescar el aire en verano en combinación con el espacio exterior bajo la placa.
El parrón está concebido como una gran placa, bajo el cual se ubican libremente los laboratorios y espacios de expansión de los mismos. Está construido en parte por celosías típicas de la región y en forma alternada por módulos fotovoltaicos, los cuales se pueden regular para el ángulo deseado según la época del año y posición del sol de manera de lograr una sombra controlada en los exteriores.