La aislación térmica es fundamental para ahorrar energía, evitar el deterioro de las construcciones y garantizar un medio ambiente interior sano. Para que esto funcione en el tiempo de forma segura y eficiente, hay un aspecto constructivo de vital importancia: La aislación térmica debe ser protegida en sus dos caras por barreras herméticas y transpirables.
La constitución ideal de un elemento constructivo consta de tres partes: Un barrera hermética al aire y el vapor en la cara interior, la aislación térmica al centro, una barrera de humedad en la cara exterior. Esta estructura asegura que los efectos del clima, la condensación, el moho y las infiltraciones de aire no afecten negativamente al rendimiento ni la durabilidad del elemento constructivo.
¿Porqué una barrera hermética?
La barrera hermética elimina las pérdidas de calor por infiltraciones de aire desde el exterior y a la vez protege a la aislación térmica de la humedad y la condensación desde el interior, asegurando que esta funcione de manera efectiva y garantizando un medio ambiente interior sano.
¿Por qué una barrera de humedad?
La barrera de humedad protege al elemento constructivo y a la aislación térmica de la humedad del exterior, la nieve y el viento. Además, se asegura que el aire frío no fluya a través de la capa de aislación térmica permitiéndole a esta funcionar adecuadamente.
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